No recuerdo cuales fueron mis primeras bravas, seguramente las del Mesón Burgos tienen muchas papeletas para serlo; pero si me acuerdo perfectamente cuando comenzó esta idea de dar a conocer las patatas bravas burgalesas.
Hace ya unos cuantos años, cuando las redes sociales que usábamos eran tuenti y facebook, se me ocurrió la idea, junto a unos amigos, de comentar las bravas de los diferentes bares de la ciudad de Burgos. Para ello iba a crear un blog, como el que estáis leyendo, y en él iría publicando las diferentes críticas gastronómicas que fuera escribiendo durante la cata, algo parecido a lo que estoy haciendo en estos momentos.
Era la maravillosa época universitaria, así que durante los descansos que nos ofrecían los horarios, visitábamos los primeros bares cercanos al campus, fue en uno de ellos donde esta idea surgió. A partir de ese instante comenzaron los momentos de tomar decisiones para ver que diferentes apartados podíamos comentar y tras varios días, nos pusimos de acuerdo. Como una imagen vale más que mil palabras, a continuación tenéis el documento donde están escritos todos los apartados a analizar.
Como se puede ver en la imagen lo que se iba a comentar de las bravas era básicamente lo mismo que estoy comentando en la actualidad. Las únicas diferencias estaban en la forma de puntuar, lo iba a hacer con estrellas, y lo segundo es opinar sobre el sabor de las salsas, por lo demás el resto era lo mismo.
Es más, si os fijáis en la imagen, estaba decidido el nombre del blog y la primera entrada. Que ocurrió, que cuando fui a empezar e introduje ese nombre, ya estaba pillado previamente, así que unadebravas.blogspot.com no se pudo llamar.
La solución fue quitar una e, y llamar al blog unadbravas.blogspot.com (no lo busquéis, ya no existe) A partir de ese instante comenzó esta aventura, íbamos catando bravas y apuntando nuestra experiencia. Una de esas críticas gastronómicas, corresponde a un bar que desapareció situado junto a la universidad. El bar Koque tenía unas de las mejores bravas que probamos en aquella época, lastima que no tengo ninguna foto de sus bravas, pero os puedo asegurar que la salsa brava y el alioli tenían un sabor excelente. Lo que si conservo son las notas de esas visita.
Patata casera, picante medio-alto, una puntuación de 4,5/5, incluso en el análisis estaba incluido el tipo de recipiente donde servían la ración o si se comían con tenedor o palillo.
Esta aventura duró apenas unos meses, aunque permitió crear una semilla que unos años después comenzó a germinar y desarrollarse hasta lo que es hoy día.
Como se dice siempre, todo tiene un comienzo y el de este perfil es el que os he relatado en este artículo. Espero que esto que os he contado os haya gustado y os haya permitido conocer un poco mejor el porqué de esta pasión por las bravas, que poco a poco ha ido ampliándose a las tortillas de patatas y los tigres que ahora también incluyo.
Me despido de vosotros agradeciendo este seguimiento y os digo que este universo de las bravas burgalesas continuará hasta que el cuerpo aguante. Muchas gracias a todos.